El terrible negro
de una rosa negra,
si es que existe,
y no es conseguido artificio,
está sorprendente
sobre la fotografía
de un Mandela sonriente.
Victorias sin número
avalan su sonrisa
de mejores tiempos
resto feliz de cruentas
batallas ganadas con voluntad
y convicciones aceradas.
No tuviste vencidos
araste tus surcos con mano serena
pero firme y constante
huyendo de la violencia
prefiriendo los cantos y el baile.
Tardaste en morir
acaso las ansias de paz
de este mundo revuelto
prolongaban tu vivir
para que tu aliento
confortara el crecimiento
de tan buenas semillas
que sembraste
Descansa y goza
de la paz que mereciste.
sábado, 7 de diciembre de 2013
Suscribirse a:
Entradas (Atom)