miércoles, 17 de junio de 2009

Madrugones y perros de compañía

Es ya una rutina .Suena el despertador japonés después de estar esperando su música unos minutos antes , concesión a la pereza,y empieza el día casi a ciegas. El uniforme, verde la camisa,
verde el bañador, sandalias de playa casi verdes también .Excepto las sandalias, no ha habido renovación de vestuario. Es fácil de poner, se deja los faldones de la camisa fuera y se aprieta el cordón del bañador ligeramente. Llama el ascensor, y mientras llega, cierra la puerta blindada con todas las vueltas de la cerradura. Procura no hacer ruido. Han venido vecinos veraneantes. Bueno tambien tiene en mente evitar sobresaltos a Ma que queda durmiendo. Se oyen cosas.. asaltos, robos, sustos, vagabundos que se cuelan y se quedan a dormir en el último rellano de la escalera..
Llega a la calle, a veces, antes, se encuentra con las vecinas que asean la entrada y saluda escueta
pero familiar: !Bon día! . A menudo cuando abre la puerta del ascensor se encuentra escoba y cubo y dice para sí : ! Vaya ! Les he quitado las herramientas.. Sucedió una vez que el ascensor trajo las herramientas y... a la persona que las estaba utilizando, sobresaltándose al abrir distraídamente la puerta..

La calle.. está aún desierta de vidas; se oye el rumor de alguna máquina, echa un vistazo al móvil
para comprobar la hora, y empieza la caminata hacia la playa, no sin antes volver la cabeza y dirigir la mirada al cielo en busca de la estrella de la mañana..Cambia de acera por el paso de cebra y ya toma el ritmo de marcha... Avista un madrugador, madrugado por las necesecidades
perentorias de su perro, que ya tiene su hocico pegado al tronco de un árbol, como si examinara las instrucciones de uso.. Digo ! Buenos días ! Parece que contesta pero no está seguro... La marcha no se detiene. Tuerce la esquina de la manzana y avista, no siempre, empleadas de un
supermercado, que animádamente conversan ya tan de mañana, y repite el saludo; ésta vez si oye la respuesta dicha a coro.. Un recodo más y ya el camino será todo recto.. pero.. pero hay un perro; no es grande, está solo, está quieto, parece que afirmándose al suelo, nota que concentra su mirada y... arranca hacia él ladrando desaforadamente...Ni un ligero movimiento de espanto,
ni la más mínima sensación de temor, el más absoluto desentendimiento.. sigue su marcha.. el perro se queda como defraudado y mudo.. unos pasos más adelante, aparece quien debe ser su amo y le oye un grito de orden.. al pasar por delante, el saludo de rigor,pronunciado con íntima satisfacción... ni una palabra más .




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