sábado, 14 de noviembre de 2009

Rutinas de sábado

Arrastra el carro de la compra
por no muy limpias aceras:
vivientes amantes de animales
los llevan controlados con cuerdas extensibles,
pero ellos mismos descontrolados
olvidan o disimulan el cuidado
que deben a la villa y a sus ciudadanos.

Lleva una lista detallada.
Hoy hay un especial encargo:
Una berza morada.
En su memoria es col
¿Tendrá el mismo sabor de otro color ?

Aceitunas, sevillanas y partidas,
estas, del "terreno" le han advertido.
Mientras espera ,es mirón empedernido,
desvía como distraído su mirada.

Hay muchos puestos a medio montar
Ruidos de soportes metálicos, suenan sin parar.
Hay que atravesar los callejones
por el estrecho espacio que dejan los furgones
puertas frontales y laterales abiertas y redes
para sombrajes todavía por el suelo,
y cajas y bártulos y enredos y voces
y soplarse las manos con el vaho tibio de los pulmones.

Ve jóvenes comerciantes y vendedores
que se afanan, se agachan y se levantan
y se fija que las chicas dejan al aire
cinturas y riñones, y dejan asomar
las íntimas prendas,
que ya no son solo blancas o negras.
Ahora de todos los colores
y mínimas dimensiones
que, adivina, por lo mucho que dejan ver
y lo poco que cubren...
Ya lo asume. Las cosas no son como antes..
Muy pocas faldas... muchos pantalones.

La berza ya en el carro
lo demás es rutina.
La campechana mujer de negro,
chirimoyas y mandarinas.
-¿ No quieres nada más ?
- Mira que tomates más guapos..
Se levanta de hombros,
-No me han encargado
- Hay que ver qué miedo tienes a tu mujer..
-No lo sabe Vd. bien, contesta riendo.

Al lado están huevos frescos "de campo"
lechugas, dátiles y granadas;
caprichos sutiles y tiempo entretenido;
Hay que desgranarlas. Un rito aprendido
en lejanos tiempos de niño ensimismado

Pan "casero". Cocido a lecha
es el reclamo ¿ Cómo comprobarlo?
Desde luego parece más pan que el de la tienda..
-Dos más una , le indica al panadero
que se confiesa murciano,
simpático y hablador.
-¿ Cómo va el negocio?
-Flojo. La cosa está bastante mal. Hasta del pan se privan.
Le da que pensar su respuesta
sincera y honesta.

Sólo una cosa queda, que son cuatro,
manojos de cebolla tierna.
-Hoy ya son más gordas..
Recuerda las del pasado sábado.
- Se ve bien que han crecido..
La vendedora es joven y menudita
y alegre.. Le ha parecido
haber hecho un comentario con la vecina.
No sabe si sobre él o su indumentaria:
Chandar, sandalias y gorro que tapa su calva..
No quiere darle importancia
Toma la bolsa, paga y se despide.."Ciao"!

La ida se acaba y la vuelta empieza
cuesta abajo.. mismo camino..
Ya todos los puestos listos..
verduras, frutos, dulces, vestidos,
zapatos, muchos zapatos
macetas con plantas de más colores
que que el arco iris tiene..

Ah! La guinda. No se le olvida
Cartucho de churros
recién hechos,
muy calientes
para su mujer que ya le espera
compañera amante y paciente.

1 comentario:

  1. jajajaja!!!!
    Genial, pues a mi no me pareció para nada rutinaria jajaja
    Tiene sabor a hogar, a cosas lindas.
    Debe ser porque me encantan los mercados,especialmente los que están al aire libre, y medio desordenados en la colocación de sus tarantines, así los colores saltan, junto a los sabrosos olores.
    Sólo un verdadero poeta, puede convertir en un lindo poema, una compra de sábado
    Besotessssss

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